jueves, 18 de noviembre de 2010

El alma también sangra

Es curioso, algunas personas piensan que el alma no sangra. Pocos se dan cuenta que eso que llaman lágrimas, no es otra cosa que la sangre de su espíritu.

Al fluir, el llanto viene acompañado del mismo calor que tienen las heridas abiertas y sin duda, arrastran el mismo dolor.

Las lágrimas no dejan costra, dirán. ¿Recuerdan la última vez que lloraron? Seguramente quedaron en su piel rastros de sal, amargos como la pena que provocó que lloraran en primera instancia.

El alma también sangra, no es una novedad. En éste punto, la pregunta que me hago es si acaso cicatriza también.

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