martes, 27 de diciembre de 2011

Apariencias

Ese refrán de "no juzgues un libro por su portada" parece definirme muy bien. Toda la gente se lleva impresiones diferentes de mí, dependiendo del momento en que me conocen. ¿Suena raro? No lo es tanto. A todo el mundo le pasa. Al menos eso creo, ya que si no fuera el caso, ¿por qué habría la necesidad de crear un refrán sobre ello?

Siempre he creído que las personas, como los libros, tienen historias mucho más profundas de lo que parece. Es demasiado fácil simplemente tomar el título de un libro, ver la portada y leer la contraportada. Muchas personas lo hacen y creen que no hace falta nada más. ¿Sí? Yo no estoy de acuerdo.

Es lo equivalente a saber el nombre de una persona, conocer su cara y saber las cosas más básicas sobre ella. No es suficiente para comprender sus motivos, por qué piensa y reacciona como lo hace.

Nadie hace o dice cosas "porque sí". Siempre hay una serie de razones detrás. Antes de detenerse a juzgar a otra persona, hay que recordar que en primera instancia, no somos quienes para juzgar a nadie más; y lo segundo es pensar que, tal vez, lo que vemos no es todo lo que hay.

Es muy probable que si alguien tiene una cara larga, es porque ha tenido un mal día; no necesariamente porque esté amargado. Si alguien no quiere hablar, quizás tiene problemas que no logra resolver. Incluso ese alguien podría estar enfermo y por eso se ve desanimado. Es injusto llegar con alguien y hablarle de lo bonita que nos parece la vida, sin saber qué le pasa en realidad.

Tampoco está bien fijarse únicamente en la ropa que usa la gente, ni en su cara. He conocido personas que deciden si hablarle a alguien o no, basándose en qué tipo de ropa usa y qué tan cara es. Qué cosa tan más estúpida. También están las personas que sólo se interesan en "mujeres bonitas" y "hombres guapos". No sé cuál es peor, en serio que no.

Hay muchas cosas que nunca he comprendido y que sigo pensando que no tienen sentido. Como el hecho de que hay quienes pretenden basar una relación seria en la apariencia física de la otra persona. Buscan alguien que les alegre la pupila en vez del corazón. Prefieren a alguien que tenga una brillante sonrisa, en vez del alma.

Bueno, pero el tiempo pasa y eso es inevitable. Las cosas cambian constantemente. Las personas que se quedan con "las bonitas" y "los guapos"; con "los bien vestidos"; etc.; después de un tiempo, se encuentran atrapados en una relación con alguien que no valía la pena. Alguien que conforme avanzan los años, demuestra que la belleza no sólo abandonó su cara, sino que nunca habitó su corazón.

Más vale elegir a los inteligentes y de corazones grandes. Es como preferir un libro del que no se habla mucho, que no tiene la mejor portada, que inclusive puede desentonar en el estante; por encima de un libro tan publicitado como la coca-cola, con una portada impresionante... pero con una historia y contenido muy pobres. El otro libro, en cambio, seguro nos sorprenderá; ya que desde el principio, no sabemos qué podemos esperar. Tal vez sea la mejor historia que podríamos leer en nuestra vida, una llena de lecciones, escenas y frases memorables.

Así que... de nuevo: "no juzguen un libro por su portada"

viernes, 22 de abril de 2011

Nunca den consejos

No recuerdo la frase exacta, pero Don Quijote, llegó a decirle a Sancho Panza algo así como "nunca des consejos. Los necios no los siguen y los inteligentes no los necesitan". He tomado esa frase como una de mis políticas personales, no solamente por eso, sino por algo que he pensado. ¿De veras tenemos derecho de opinar sobre un tema que no conocemos a fondo, y que, en verdad no nos incumbe?

Piénsenlo un momento: desde afuera, las cosas se ven muy diferentes a cómo son en realidad. Prefiero no dar consejos no solicitados, innecesarios o fuera de contexto. Si una persona habla conmigo y me cuenta su situación, si confía en mí para decirme qué es lo que pasa y me pide abiertamente que le dé un consejo, o bien, mi punto de vista; de acuerdo, lo hago con gusto. Pero llegar y de la nada juzgar a la otra persona, decirle qué es lo que debe hacer, cómo debe pensar, sentir o actuar; es algo muy diferente. Eso no está bien.

Este es uno de mis temas recurrentes, pero en verdad estoy convencida de que si usamos los mismos parámetros de nuestra propia vida con las de los demás, nos estamos equivocando gravemente. ¿Por qué lo digo? Es sencillo. Lo que vivimos, es diferente para cada persona, inclusive si se trata de la misma situación. Por el sólo hecho de ser personas y de ser, como he dicho antes, seres complejos llenos de aristas; lo que para una persona resulta, para otra no.

Lo mejor sería, no dar consejos a terceros; debemos analizar nuestra propia vida primero y preguntarnos si en verdad está tan bien como para tomarnos atribuciones como "querer mejorar" las vidas ajenas. Lo dije al principio y lo repito para finalizar: nunca den consejos.

sábado, 9 de abril de 2011

Todo es relativo

Nada es absoluto, todo es relativo. Increíble frase de Einstein, ¿no creen? Sí, es fantástica, porque es completamente cierta. Por ejemplo, ¿en verdad aman tanto a esa persona que son capaces de soportar incluso que les trate mal o sólo es que no se aman lo suficiente como para auto respetarse? ¿Qué suena más sensato? Además, si el sentimiento fuera correspondido, esa persona no los trataría de esa manera. Piénsenlo.

martes, 22 de marzo de 2011

Efectos

Tarde o temprano, llegaría a este tema: los efectos dominó y mariposa. Es curioso que ambos describan lo mismo. Bien, lo explicaré brevemente, por si no saben a qué me refiero. El efecto dominó, es tener una hilera de fichas y tirar una, para provocar que todas caigan. El efecto mariposa, fue descubierto y descrito por Edward Lorenz, meteorólogo y matemático; él se dio cuenta de que el aleteo de las mariposas, podría ser capaz de provocar grandes corrientes de aire.

Hay quienes se confunden cuando me escuchan decir mi frase más recurrente "las coincidencias no existen, sólo lo inevitable". No, no estoy hablando del destino, sino de consecuencias. Todo cuanto hagas, repercutirá en tu vida tarde o temprano, es imposible escapar a tus actos. De ahí que tome estos efectos para tratar de ir más a fondo al hablar de esto.

Muchas personas creen que pueden hacer lo que les plazca, bueno o malo y que no va a pasar nada; creen que pueden dañar a otras personas, sin acarrear dolor para ellos mismos; no se esfuerzan, sin embargo esperan obtener recompensas, etc.

Es obvio que no comprenden nada sobre los ciclos naturales de la vida. Se puede explicar con los efectos que describí al principio, e incluso con una de las leyes de Newton: a cada acción le corresponde una reacción con la misma intensidad pero en sentido opuesto.

Si haces algo bueno por obtener un beneficio, es probable que no seas recompensado, porque tus intenciones no eran las de hacer el bien, sino obtener un bien. Si haces algo bueno por el sólo hecho de que te sientes bien, te irá mejor. Si haces algo malo por accidente, no necesariamente te va a ir mal; aunque, como es lógico, si haces algo malo a propósito, pagarás por ello en el futuro.

Lo más sensato es procurar hacer lo mejor que podamos hacer, no por obtener algo después, sino por sentirnos bien en ese momento y más adelante. Debemos fijarnos bien en nuestros actos, andar con cuidado y recordar que nuestro pasado puede otorgarnos alas o cadenas.

Tengan presentes el efecto dominó o el mariposa, la tercera ley de Newton, lo que quieran; pero no olviden que esto es real.

domingo, 16 de enero de 2011

Máscaras

Las máscaras son un tema recurrente cuando se trata de hablar de la naturaleza humana, de la sociedad y de nosotros mismos. Todos usamos máscaras. Incluso aquellos que dicen ser muy honestos. No me malentiendan, eso no quiere decir que no lo sean. Es sólo que hay cosas que no se pueden mostrar ante los demás.

El dolor, por ejemplo. La gente enmascara el dolor con varias cosas, ¿en mi caso? Lo encubro con humor. El problema viene cuando las personas que no saben ver más allá de la máscara, o no se toman la molestia porque creen que es suficiente la primera impresión; se atreven a juzgarme y a decirme qué es lo que debo de hacer o no con mi vida, lo que pienso, lo que siento.

La gente suele pensar que la máscara es lo único que importa, es natural, ya que es lo único que ven. Pero, ¿se han detenido a pensar que hay algo más allá? No juzguen a las personas por sus máscaras. No saben qué están viviendo, cómo toman lo que pasa en sus vidas, lo que sienten y por qué, lo que piensan. Las circunstancias afectan a las personas de modos diferentes.

Nadie tiene derecho a decirle a otra persona cómo debe pensar, sentir o actuar y menos aún si se está basando en la máscara que porta. No se dejen llevar por lo que ven. Recuerden que las cosas nunca son lo que parecen.

miércoles, 5 de enero de 2011

Empatía

Si hay algo que la mayoría de la gente no tiene es esto precisamente: empatía. Como dije antes y como seguiré diciendo, las personas sólo se interesan por lo que les pasa a ellos, sin interesarse por los demás. ¿Por qué? Es más fácil ver una parte del panorama que tratar de ver todo el horizonte.

Por desgracia, este tipo de conducta acarrea mucho dolor y sufrimiento para aquellos que sí son empáticos. Y si, para colmo, son personas demasiado sensibles; tenemos como resultado una situación muy dolorosa.

Es difícil para las personas empáticas y sensibles explicar lo que sienten a quienes no son como ellos. Quienes no son así, no logran comprender, por más que se esfuercen. O bien, entienden las cosas de un modo diferente. Es natural, claro, así somos: todo es interpretado por cada persona. No hay algo "correcto" ni algo "equivocado"; pero al menos yo procuro no lastimar a nadie.

Cuando descubren que algo en lo particular le hace daño a una persona... ¿qué hacen? ¿Siguen haciéndolo a drede para hacerle sufrir? ¿Lo dejan de hacer porque no les gustaría que les hicieran algo así? Sinceramente, prefiero no ahondar en el tema. Lo dejo a su criterio.