martes, 25 de septiembre de 2012

Bullying

Tal vez te has arrepentido de aquello que hiciste, pero eso no remedia las cosas. Odio cuando la gente usa como excusa la edad para justificar su "falta de madurez".

Desde niños sabemos la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, no me digas que "no sabías lo que hacías". Le restabas importancia, tal vez, porque en tanto no sea en tu contra, ¿qué te va a importar lo que sienta otra persona?

Tampoco me vengas a decir que "hiciste daño sin querer". ¿Mirar a otra persona directamente sólo para insultarla es algo que haces inconscientemente? O bien, aislarla, tratarla mal a drede, verla directamente a los ojos y decir "no eres parte de nosotros" o fingir que hay una amistad entre ambos para luego reírte de ella en su cara o a sus espaldas. Esas son decisiones conscientes.

Pero, ¿a ti qué te va a importar? Los años pasarán y las cosas se olvidarán, ¿verdad? Piénsalo de nuevo. Han pasado varios años y todavía me echo a llorar cuando recuerdo las que me hicieron pasar.

Es muy fácil pedir perdón y esperar que las cosas se remedien mágicamente, pero eso no hará que mis recuerdos se vayan, ni que te vea con otros ojos. Si hay algo de lo que estoy bien segura, es de que la gente no cambia nunca. En el momento en que vuelva a confiar en ti, me harás lo mismo y no estoy dispuesta a permitirlo.

Tú no tienes una idea de lo que he tenido que vivir a lo largo de los años. Lo que para ti eran "bromas inofensivas" o echarme carrilla, para mí sólo acentuó un deseo: el de escapar de todo.

No es lo mismo bromear con alguien y ser correspondido en afecto, que usar a alguien como si fuera un chiste andante. Eso es lo que fui para todos.

No los extraño. No les tengo cariño. No los recuerdo con nostalgia. Quisiera no recordar que existen. Quisiera no recordar lo que hicieron de mí.

Quizás tú hayas olvidado lo que pasó y creas que eso y el supuesto arrepentimiento son suficientes para lavarte la conciencia y que te perdone. Pues no.

¿Por qué te arrepientes en primer lugar? Debe ser porque siempre supiste que no estabas haciendo lo correcto, pero sólo ahora te atreves a reconocerlo.

Yo no tengo nada que perdonar. ¿Por qué habría de perdonar a alguien por ser quien es? Muy por el contrario, debo agradecerte.

¿Crees que no tiene sentido? Lo tiene y mucho. De no ser porque a lo largo de mi vida me he topado con tantas personas como tú y tus amigos, nunca habría sabido qué tan fuerte soy realmente.

Así que gracias por hacerme la vida aún más imposible de lo que de por sí siempre ha sido para mí.

Sólo queda un pendiente: ¿sabes a quién debes pedirle perdón realmente? Eso es sencillo: a ti. Me pides perdón esperando no sentirte tan mal una vez te lo conceda, pero el problema no soy yo, ¿cierto?

No me vengas a pedir perdón. Eres tú quien debe perdonarte y no volver a tratar a nadie así. Por favor y gracias.

2 comentarios:

  1. Qué se puede decir, siempre hay un gilipollas dispuesto a hacer un daño gratuito. Después se mira el mundo de los adultos y pensamos en dónde quedaron las buenas intenciones de cuando éramos niños, a lo mejor es que no eran tan buenas. Pero en fin, te haces mayor, aceptas y punto, y un buen día te levantas sabiendo que va ha salir el sol y que las cosas no son tan malas, sonríes como escondiendo un secreto y te dices. ¡Joder, seguro que me espera algo bueno! Lo mejor está por venir. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hola, Karizibeth, llegué hasta aquí a través de tweeter.
    Una entrada muy buena que lleva a la reflexión.
    Con tu permiso, me quedo como seguidor.
    Un abrazo.
    HD

    ResponderEliminar