lunes, 24 de septiembre de 2012

La fascinación por lo repulsivo

¿Cómo puede algo ser repulsivo y fascinante al mismo tiempo? Suena increíble, pero lo he visto muchas veces.

Es común que el tipo de personas que no nos caen bien en la vida real, nos encanten en películas, series, libros, etc.

Muchos prefieren secretamente a los villanos, porque en el fondo desearían tener el valor de hacer lo que ellos hacen: ser del todo honestos con respecto a quiénes son. Con un villano, no hay sorpresas, ellos son lo que son. Los héroes, en cambio, pueden llegar a ocultar muchas cosas que bien podrían convertirlos en seres peores que sus enemigos.

Los villanos son cínicos y no ocultan sus verdaderas intenciones. ¿Traicionar? Para nada. Un villano le es fiel a una sola persona: él mismo. No hay engaño en decir que quieren todo para sí mismos o que buscan vanagloriarse a cualquier precio.

Los héroes, por el contrario, buscan un reconocimiento colectivo a través de acciones que por si solas, serían reprobables. Pero juntas y dado que se cometen "en contra de los malos", se consideran buenas.

Tal vez por eso aquello que ante la gente tachamos de injusto o inmoral, nos causa esa fascinación. Los "malos" son más humanos que los "buenos". Aceptar nuestra naturaleza egoísta es más fácil que negarla. Admitir que queremos cosas sólo para nosotros mismos, no es incorrecto.

Dañar a otras personas, sí está mal. Pero ese es otro asunto. En tanto tomemos sólo aquello que nos sirve en nuestra vida cotidiana, y no hagamos cosas malas que parezcan buenas, podremos ser más humanos.

Creo que es necesario buscar el equilibrio entre ambas partes y no fingir que las personas en la vida real son completamente buenas o malas. Y claro, aplicarlo en nosotros mismos antes que en ninguna otra persona.

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